Los principios teóricos básicos para la regeneración tisular guiada (RTG) fueron presentados
en 1976 por Melcher, exponiendo la necesidad de excluir las células no deseadas del proceso
de cicatrización para permitir el crecimiento de los tejidos favorables. Teniendo como base los
resultados clínicos positivos en regeneración en periodoncia, los investigadores tendieron a
centrarse en el potencial de reconstrucción de los defectos óseos alveolares mediante la
regeneración ósea guiada (ROG).
Hoy en día, el uso de membranas e injertos óseos son las técnicas más utilizadas a fin de
preservar o evitar el colapso de las tablas óseas del alveolo.
Un injerto de hueso es un tejido o material utilizado para reparar un defecto o deficiencia en el contorno y / o volumen alveolar; hay una diversidad de opiniones respecto a los materiales que se debe usar para las aplicaciones clínicas. Los injertos óseos se dividen en cuatro categorías: autoinjerto, injerto que proviene de una zona para ser utilizado en otra zona en el mismo paciente. Xenoinjertos: injertos óseos donde el donador es de una especie diferente al receptor (injertos bovinos y porcinos). Aloplásticos: materiales de injerto de origen sintético (hidroxiapatita, vidrio bioactivo). Aloinjerto: injerto óseo que es transferido entre miembros de la misma especie, de un cadáver a un paciente.
En la problemática de mantener el espacio que permita la neoformación ósea al colocar un injerto es que se realizan estudios de membranas como barrera. La primera aplicación de estas en la cavidad oral fue realizada por Nyman, Lindhe, Karring y Gottlow en un contexto periodontal. En la actualidad existen las membranas reabsorbibles y las no reabsorbibles. Además, se han obtenido barreras con propiedades biológicas, adicionando a estas, moléculas de adhesión, selectividad tisular, agentes antimicrobianos y sales básicas, que asegurarían resultados regenerativos más predecibles en defectos y situaciones clínicas aun difíciles de tratar.
